Cartas a Marilyn

24 febrero 2005

Aqui estoy

Querida Marilyn:

Hace ya días de mi última carta, y quizás pensarás que me he olvidado de ti. Puede que eso sea verdad, porque en ocasiones la vida te obliga a centrarte en otras cosas y olvidar aquellas cosas que están en tu corazón. Ya sabes que en muchas ocasiones el cerebro manda sobre el corazón, ya sabes que los sentimientos son muy traicioneros. Y sé también que los ha pasado mal en estos últimos días, y desde aquí y con toda humildad sólo se me ocurre animarte y pedirte que mires hacia delante. Puede que ahora veas las cosas de color negro, pero dentro de poco las verás de otro color. Seguro estoy de ello. Y sin embargo, a pesar de mis palabras,durante estos días apenas he contactado contigo, que te he dejado olvidada cuando más lo necesitabas y cuando más deseabas el cariño y el apoyo. No sé hasta que punto lo has echado de menos porque pocas veces has hablado de tus sentimientos, pero entiendo que anhelabas en esos momentos mis palabras de apoyo. Si te las dí, pero quizás no las suficientes o las que tu querías. Si hay algo que no he entendido de ti o que yo no alcanzo a saber, es el nivel en el que mis palabras y mi apoyo te importan. ¿Puede un mensaje mío ser más importante que las palabras de un amigo de toda la vida o de un familiar cercano? ¿Soy importante para ti? Muchas veces pienso que mi persona no te llega en importancia a ti, que tu luz brilla demasiado y no te fijas en mí. Que nunca podré estar a tu lado y que me conformo con que me leas y de vez en cuando me contestes. Así me siento. De esta manera escribo esta carta que pude sonar quizás a despedida o puede ser un hasta luego. No es ésta una carta de perdón, y sí una carta de arrepentimiento. Pero también una carta de entendimiento o acercamiento de posturas. Puede que no me entiendas o que pienses que lo hice mal, que fui un egoísta y no pensé en ti. Eso hice, ser egoísta. Y desde aquí lo reconozco, porque me gusta ser sincero y más contigo. Pero si fui egoísta es porque te aprecio mucho y no quería importunarte en un momento delicado en el que debes estar cerca de tus seres más queridos, en donde ellos y no yo deben estar junto a ti. Porque de nuevo, insisto, tu eres una estrella y yo una piedra en el desierto a la que de vez en cuando escuchas. Sólo, si algún día, me convierto en una estrella, estaré junto a ti todo el tiempo del mundo. Te lo prometo.

13 febrero 2005

Azul

Querida Marilyn:


Sé que lo estás pasando mal, que el mundo te está tratando no demasiado bien. Y sin embargo, aunque te diga que todo irá bien, seguramente no me creerás. Porque yo he pasado por lo mismo, por esa sensación de que todas las cosas de este universo están en contra de ti. Y por eso te debes rebelar. Debes pensar que el mundo es tu enemigo y luchar contra él. Pero quizás necesitas cariño, aprecio, un abrazo. Necesitas que alguien te aprecie, que alguien te diga lo maravillosa que eres, que tu vida es un cielo lleno de ángeles, que cerca de ti tienes a toda una caterva de personas especiales. Sólo tienes que mirar a tu lado, darte cuenta, apreciar tu vida como lo más importante de este mundo. Sobre todo confía mucho en ti, en tus capacidades, en que tu vida sí que merece la pena, que tienes muchas cosas por enseñar, por dar a conocer al mundo. Date cariño a ti misma y sobre todo mucha confianza. Respétate y tendrás muchas cosas positivas que mostrar. La vida es un cielo en el que ángeles como tu deslumbran. Sin gente como tu, los viles mortales sufriríamos una oscuridad muy dura. Sólo date cuenta de ello y muéstrate a ti misma. Deslumbrarás con tu luz propia. Y por último te diré que todo saldrá bien, que aunque se vea negro, dentro de poco se verá azul. Como resumen, piensa en azul, en el color de tus ojos.




07 febrero 2005

Lo siento



Querida Marilyn:

Lo siento mucho. Es éste el resumen y la causa de la misiva. Sé que estas disgustada, que por diversos motivos nuestra relación de amistad se ha visto erosionada y fragmentada. Y me temo que mi falta de tacto y de saber estar ha tenido parte de culpa, porque he dejado correr las cosas y las palabras sin explicarte, sin guiarte. Lo he dejado a merced de tus pensamientos y de tus sentimientos, y permitame que te diga que tus celos también han tenido mucho que decir. Los hechos son de sobra conocidos por los dos, y me temo que este no es el lugar ni el momento de rememorarlos, porque esta es una carta de arrepentimiento y de búsqueda de perdón. Sin embargo, no puedo olvidar las malas lenguas, los malos pensamientos. Siempre he huido de ellos como de la muerte. No traen nada bueno, y siempre conllevan maldad y mala intención. Son ésos y no otros los que han influido en ti, los que te han hecho pensar de una manera y no de otra. Son de los que te aconsejo que huyas, que sepas seleccionar bien las palabras en las que confías. Y me temo que parte de culpa la he tenido, porque como te he dicho anteriormente, dejé que esas palabras se acercaran a ti sin advertirte. Y por eso lo siento, por eso me siento culpable.



01 febrero 2005

La estrella en el firmamento


Querida Marilyn:

El tiempo cada vez se hace más eterno sin ti, sin la sensación de saber que tu pensamiento esté fijo en mi. Sé que nuestros corazones se han intercambiado, porque siento en mí tus sensaciones, tus miedos, tus ansias. Pero estás lejos, y la lejanía es un sentimiento de pérdida, de simulacro de muerte. Porque falta en mí la respiración. Y sé también que no queda mucho tiempo para que nuestros ojos se vuelvan a encontrar, a que nuestros silencios se entrometan en tus aventuras, en tus nuevas experiencias que con tanta pasión me transmites. Y yo te escucho, te sonrío y te miro a los ojos. Me gusta observarte, ver cada uno de tus gestos, y no perderme en la belleza que te resplandece. Y sin embargo, me siento inútil. Siento inútil mis sentimientos, cual un espejismo en un desierto. Eres la estrella que nunca alcanzaré pero siempre veré, y mi felicidad es verte todos las noches y deleitarme con tu luz, tu vida por ti misma. Y siento que eres única entre todas las estrellas, entre la multitud de pequeños puntos con los que todas las noches me encuentro. Nada más me apena que la llegada del alba, el momento en que mi vida toma cuerpo en forma de aburrimiento, de tristeza y de sosiego. Mucho silencio noto, mucho miedo a perderme, a no volver a verte, a perderte. Que un día, tu luz se apague para mí. Se pierda en la inmensidad del firmamento. Sigo soñando, sigo esperando y todas las noches espero la llegada de la mañana en tu presencia.